En una época marcada por la velocidad y los cambios vertiginosos, el tiempo es un bien preciado y escaso. Y en el mundo de la comunicación empresarial esta premisa cobra especial relevancia. Porque recibimos tantos estímulos al final del día, que las posibilidades de que uno de ellos dé en el blanco de la atención son directamente proporcionales a su capacidad de llegar al meollo del asunto, de dar, como dicen, más por menos. . .
Un spot televisivo apenas dura 20 segundos; un ascensor pecho, el tiempo que tarda un ascensor en recorrer la distancia entre unos pocos pisos. Y es que el tiempo es oro, y vida, a la hora de convencer a un posible inversor, a un cliente oa parte de tu equipo.
Una de las técnicas de comunicación persuasiva express tiene el nombre de un exótico plato oriental, pero no lo es. ¿De qué debo hablar? De PechaKucha.
Una pequeña historia
PechaKucha, término japonés que podría traducirse como “charla informal”, es un formato de presentación que se caracteriza por su dinamismo, concisión y sencillez. Fue creado en 2003 por los arquitectos Astrid Klein y Mark Dytham durante un evento para inversores como una forma de crear un impacto memorable y significativo en un contexto caracterizado por la sobreexposición a impactos que intentaban ser memorables y significativos.
Para conseguirlo, estos expertos crearon un modelo de presentación que, sobre el papel, no parte de nada extraordinario, ya que se monta sobre un PowerPoint normal. Eso sí, y aquí está la novedad y la revolución, PechaKucha es una presentación sujeta a unas reglas tan sencillas como estrictas: sólo 20 diapositivas que se muestran al público durante 20 segundos cada una, ni una más, ni una menos. Es decir, lo que quieras decirle a tu audiencia, tendrás que hacerlo durante exactamente seis minutos y 20 segundos.
Aquellas primeras presentaciones tuvieron tanto éxito que hoy en día se organizan eventos específicos de PechaKucha en todo el mundo. Pero. …¿Por qué es tan exitosa esa fórmula 20×20? ¿Existe tal vez alguna regla matemática o mecanismo científico detrás de esa medida que hace que cualquier presentación sea brillante? No precisamente. Una presentación aburrida de 20 diapositivas y 6 minutos y 20 segundos de duración aburrirá a su audiencia durante 20 diapositivas y 6 minutos y 20 segundos, tal como lo haría una presentación de una hora durante 60 minutos. No, no hay milagros en el universo de PowerPoint.
Es cierto que la duración de un PechaKucha es lo suficientemente larga como para dejar espacio para introducir contenido relevante e impactante, y lo suficientemente conciso como para no hacer bostezar a sus destinatarios. Pero sigue siendo una convención arbitraria. Es decir, si en lugar de las 6.20 hubieran sido seis minutos exactos o las 6.40 no hubiera habido grandes diferencias.
La verdadera clave para limitar los tiempos y el número de toboganes es que al establecer reglas de juego claras que se apliquen a todos los jugadores por igual, estos puedan dedicarse por completo a sacar el máximo jugo a sus 20 toboganes y 20 segundos con los que cuenta para Impacta con cada uno de ellos. En otras palabras, dado que todos compiten bajo el mismo estándar, el desafío es aplicar lo mejor de su talento, creatividad y sentido del tiempo para lograr la mejor presentación posible dentro de ese canon.
Los resultados de convertir una presentación de negocios común y corriente en un auto de Fórmula 1 que debe competir con otros autos igualmente rápidos y agresivos por la primera posición en la atención de la audiencia son asombrosos. Los PechaKucha rara vez son grises ni pasan desapercibidos ante un proyector. Por el contrario, tienden a ser ricos en originalidad e impacto. Lejos de constreñir a sus creadores, lo que consiguen las reglas del formato es liberarlos para que puedan sacar lo mejor de su creatividad.
Por lo tanto, se están utilizando, cada vez más, en presentaciones de marca, producto e impacto para convencer a una determinada audiencia sobre un tema específico.
Pero, ¿cómo se hace un buen PechaKucha? La presentación debe configurarse para que las diapositivas cambien automáticamente cada 20 segundos. Esa cuenta regresiva implacable hace que Synthesis sea una habilidad especialmente importante para ellos. Imágenes grandes y conceptuales, textos breves que buscan titulares impactantes y un discurso elocuente, bien estructurado y ‘al grano’ del ponente son los tres ingredientes principales del formato.
Además de una metodología que se aprende haciendo.
¿Algo más?
Sí, como siempre tendrás más éxito si lo ensayas, lo corriges y vuelves a intentarlo. Asegúrate de que esos 6 minutos y 20 segundos tengan un efecto decisivo en tu audiencia… y en el futuro de tu negocio.
Una forma sencilla de diferenciarte; y para proporcionar valor esencial para usted, su equipo y sus audiencias potenciales.
Con información de Digiday
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