La IA está impulsando un cambio fundamental en el marketing. Si bien han pasado muchos años desde que las nuevas tecnologías cambiaron drásticamente la forma en que operan las empresas, la IA llegó para quedarse y los primeros en adoptarla serán los que ganen.

Los agentes de IA brindan a los especialistas en marketing una nueva oportunidad para reducir la distancia entre los datos y la acción. Estos agentes son asistentes especializados programados para realizar tareas esenciales en automatización, optimización, personalización y más, ofreciendo un nuevo método para analizar datos y tomar medidas. En el marketing moderno, la acción sin inteligencia es arriesgada y la inteligencia sin acción se desperdicia, lo que hace que una asociación exitosa entre acción e inteligencia sea muy valiosa.

Los agentes de IA detectan que sus entornos se ajustan sin intervención humana para una acción instantánea.

Los agentes dentro del marketing se refieren a sistemas digitales autónomos que analizan datos y toman medidas específicas en respuesta a ellos. Estos agentes operan con un propósito claro: cerrar la brecha entre conocimiento y ejecución. A diferencia de los sistemas tradicionales que requieren intervención humana para actuar según la inteligencia, los agentes están diseñados para detectar, decidir y ejecutar tareas en tiempo real.

Por ejemplo, un agente puede escribir líneas de asunto de correo electrónico, otro crea segmentos de audiencia y un tercero ajusta el tiempo de la campaña. Pero estos agentes no son sólo herramientas que ejecutan scripts predefinidos, son sistemas adaptativos que toman decisiones basadas en la inteligencia que reciben. Por lo tanto, son fundamentalmente diferentes de las herramientas o flujos de trabajo convencionales que simplemente integran herramientas de aprendizaje automático.

Los agentes no son sistemas pasivos que esperan la intervención humana; son actores autónomos diseñados para sentir su entorno, tomar decisiones y ejecutar tareas sin requerir intervención manual. El aprendizaje automático proporciona información (el qué o el por qué), mientras que los agentes brindan autonomía operativa para determinar el cómo y el cuándo simultáneamente.

Estos agentes también se destacan en la coordinación de acciones a través de sistemas y canales dispares. Por ejemplo, un agente que identifica a un cliente de alto valor no solo ajusta una campaña de correo electrónico, también ajusta la inversión publicitaria, actualiza las recomendaciones de productos e incluso informa a los equipos de ventas, todo de forma instantánea.

Cada acción que realizan los agentes genera datos, que se convierten en parte de un ciclo de retroalimentación iterativo. Los agentes no se limitan a actuar; aprenden de sus acciones, mejorando la toma y ejecución de decisiones futuras.

En entornos complejos, los agentes trabajan juntos para priorizar acciones y asignar recursos de forma dinámica. Por ejemplo, un agente podría predecir una tendencia, otro podría evaluar su impacto comercial y un tercero podría implementar la respuesta óptima, todo ello sin intervención humana.

Cerrar la brecha entre conocimiento y acción para ejecuciones oportunas

La verdadera innovación de los agentes radica en su capacidad de actuar inmediatamente sobre la base de la inteligencia. Los flujos de trabajo de marketing tradicionales se ven obstaculizados por la parálisis del análisis: se recopilan datos, se identifican tendencias, se debaten estrategias y sólo entonces se toman medidas, a menudo demasiado tarde. Los agentes eliminan estos retrasos al contraer esta línea de tiempo para integrar la interpretación de datos con la ejecución instantánea.

Cuando los modelos de aprendizaje automático pueden identificar una tendencia, como que los clientes que visitan un sitio tres veces en una semana probablemente realicen una conversión, los agentes van más allá al implementar una respuesta inmediata. Podrían enviar automáticamente un correo electrónico personalizado, ajustar las recomendaciones de productos o incluso cambiar la inversión publicitaria para garantizar que las oportunidades no sólo se observen sino que se aprovechen.

Uso de indicadores adelantados para convertir los datos en acción en tiempo real

Los agentes prosperan con los indicadores principales: esos patrones sutiles en el comportamiento del cliente que señalan oportunidades potenciales. Un modelo de aprendizaje automático podría detectar que es muy probable que los clientes que pasan más de tres minutos en la página de un producto compren en un plazo de 48 horas.

Un agente, equipado con esta inteligencia, va un paso más allá al enviar proactivamente una oferta personalizada al cliente antes de que abandone el sitio, actualizando las estrategias de retargeting de anuncios para priorizar a usuarios similares y señalando este comportamiento como un desencadenante para futuras campañas, refinando continuamente su acercarse.

Esta fusión de inteligencia (reconocimiento de patrones) y acción (respuesta inmediata) hace que el marketing pase de reactivo a proactivo. Mientras que los sistemas de aprendizaje automático tradicionales se destacan en la identificación de conocimientos, los agentes garantizan que esos conocimientos se traduzcan en resultados mensurables en tiempo real.

Las capacidades de extremo a extremo de los agentes hacen que el marketing sea mejor y más adaptable

El poder de los agentes se hace evidente al considerar sus capacidades de un extremo a otro. Por ejemplo, un agente que nota que clientes de alto valor buscan abrigos de invierno en julio toma medidas de inmediato en lugar de simplemente registrar este comportamiento para análisis futuros. Identifica clientes similares y ajusta la orientación de los anuncios al instante, generando correos electrónicos de seguimiento adaptados a este comportamiento de nicho y modifica dinámicamente las recomendaciones de productos en todos los canales para alinearse con las tendencias estacionales.

No se trata sólo de aprendizaje automático que predice una tendencia; es un sistema autónomo que orquesta una respuesta coordinada y basada en datos en todo el ecosistema de marketing.

A diferencia de los sistemas tradicionales de IA, que dependen de los humanos para cerrar la brecha entre el conocimiento y la acción, los agentes están diseñados para tomar decisiones y ejecutar tareas de forma autónoma. El aprendizaje automático proporciona el cerebro para descubrir patrones e ideas, pero los agentes actúan como manos que actúan sobre esta inteligencia, haciendo que el marketing sea más inteligente, más rápido y más adaptable.

Al integrar estrechamente la inteligencia con la ejecución, los agentes transforman la relación entre marcas y clientes. Cada interacción se convierte en parte de un diálogo continuo que evoluciona instantáneamente, se basa en una comprensión profunda y se transmite con precisión.

El futuro es una combinación de acción e inteligencia.

Los mejores datos del mundo no son útiles si los especialistas en marketing no pueden actuar en consecuencia con rapidez. Las acciones más rápidas no tendrán éxito si no están guiadas por la inteligencia.

Combinar agentes con inteligencia elimina la brecha entre saber y hacer para lograr un marketing más inteligente y rápido. Los agentes detectan patrones que los humanos podrían pasar por alto, mientras que la inteligencia garantiza que esos conocimientos se conviertan en acciones efectivas. Esta combinación transforma el marketing de una serie de campañas en un diálogo continuo con los clientes, cada interacción informada por un conocimiento profundo y ejecutada con precisión.

La tecnología existe y la oportunidad está aquí; la cuestión no es si adoptar agentes de IA, sino qué tan rápido los especialistas en marketing pueden ponerlos a trabajar.

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Con información de Digiday

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