La Navidad es, sin duda, la gran etapa del año para las marcas. Un período donde las emociones están a flor de piel y el impacto publicitario alcanza su punto máximo, las marcas compiten no sólo para captar la atención, sino para permanecer en el corazón del consumidor y ser recordadas. En un entorno tan saturado, no basta con destacar; tienes que conectarte. Las marcas que consiguen dejar una huella duradera son aquellas que saben hacerlo a través de la emoción y la autenticidad y a través de la creatividad y los contenidos.
Cuando pensamos en las campañas navideñas más icónicas, el denominador común es la capacidad de contar historias que emocionen y conecten con el público.
Un claro ejemplo son las producciones audiovisuales que se convierten en fenómenos virales o los inolvidables anuncios de juguetes de los años 80 en España, que marcaron a generaciones enteras y han pasado a formar parte de la cultura popular. En la actualidad destacan los grandes anuncios de las marcas y su minucioso cuidado de la narrativa y los mensajes que transmiten al espectador. Principalmente el anuncio por parte de Loterías y Apuestas del Estado del sorteo de Navidad, cuyo esperado estreno está acaparando todas las miradas.
Hoy en día, los consumidores ya no se guían exclusivamente por los productos en sí, el precio o los descuentos. Buscamos marcas que estén en línea con nuestros valores y que nos hagan sentir parte de una comunidad. Así, en un entorno cada vez más inundado de mensajes publicitarios, las marcas deben poner todos sus esfuerzos en innovación y contenidos para realmente destacar y posicionarse en el mercado. También a nivel emocional para construir vínculos duraderos que trasciendan la época navideña.
En los últimos años, hemos visto un aumento meteórico de las experiencias navideñas que han transformado la forma en que se vive la Navidad. Desde el encendido de las luces navideñas en ciudades como Vigo, Madrid o Nueva York hasta los mercadillos navideños (Bruselas, Budapest, Viena…) que se convierten en destinos turísticos masivos. Las marcas están entendiendo que la mejor manera de conectar con el público es crear espacios donde las personas puedan vivir verdaderas experiencias donde la magia de estas fechas pueda materializarse.
Experiencias pensadas para todos los públicos, como exposiciones inmersivas de sagas intergeneracionales de gran significado social y festivales temáticos o incluso ventanas emergentes La Navidad, han cobrado gran protagonismo y consiguen atraer a miles de personas.
Esta tendencia responde a un cambio en el comportamiento de las audiencias, que cada vez valoran más los momentos y experiencias compartidas. Por tanto, cuando una marca apuesta por una experiencia no sólo está ofreciendo entretenimiento, sino un vehículo para crear recuerdos.
Estas experiencias generan un impacto mucho más profundo que cualquier tipo de acción o publicidad tradicional. Además, son una poderosa herramienta para amplificar el alcance de los mensajes. En la era de Instagram y TikTok, los consumidores se convierten en embajadores orgánicos de la marca cuando la comparten en las redes sociales, multiplicando así su visibilidad.
El gran reto de las marcas no es simplemente aparecer con fuerza en la conversación navideña, sino hacerlo de forma relevante y auténtica, ya que los consumidores están cada vez más atentos al valor añadido de lo que consumen. Por tanto, las marcas que logran trascender son aquellas que se apoyan en las experiencias, que se han convertido en la herramienta más efectiva para lograr un verdadero impacto y conexión con el consumidor.
Con información de Digiday
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