Cuando recibí la solicitud de este artículo, lo primero que pensé fue cómo contribuir con un punto de vista personal, quizás sobre la generación más estudiada de la historia.

Además, aquellos de ustedes que me conocen saben que no puedo hablar de la Generación Z en primera persona. Con un poco de suerte.

Entonces, ¿cómo puedo contribuir con mi visión sin parecer pretencioso o agotado? Bueno, según lo que vivo con ellos en casa y en el trabajo. A partir de ahí, me atrevo a dar una opinión.

Tratar con ellos diariamente me ha obligado a redefinir muchas de las ideas preconcebidas que tenía sobre esta generación.

En casa nos encanta debatir y ahí es donde he podido apreciar que esta es una generación con fuertes convicciones y que los defienden con argumentos sólidos. Me parecen mucho más auténticos que nosotros. No sienten la necesidad de fingir o construir un yo alternativo. Son lo que son, y si no te gusta, el problema está en tu cancha.

Son más transparentes en sus relaciones, mucho más tolerantes y abiertos al diálogo con otros que las de mi generación. Y con una gran aceptación de la diversidad que existe a su alrededor.

Están más cometidos socialmente. Tienen una gran percepción global de su impacto en el planeta y toman decisiones individuales para eliminar la cultura del exceso que experimentaron las generaciones anteriores.

Son una generación con más actividad social. En parte debido al uso generalizado de las redes, pero también siento que es una consecuencia de haber sufrido confinamiento en un momento crucial en su crecimiento lo que limitó la parte de su juventud. Es por eso que están ansiosos por las experiencias físicas, a pesar de que constantemente los etiquetamos “nativos digitales”.

Habiendo dicho todo esto, he pensado en lo que sería más desafiante al planificar una estrategia de comunicación dirigida a la Generación Z. y tengo claro que eso: sus contradicciones. Odian las etiquetas, pero viven etiquetando todo. Defienden la necesidad de reducir nuestro impacto en el planeta, pero hacen un uso masivo de las compras en línea y viven con varios dispositivos conectados a la electricidad las 24 horas del día. Dicen que evitan la publicidad, pero consumen compulsivamente contenido que les vende cientos de dispositivos y experiencias.

Esa dualidad permanente, que es parte de su identidad, es para mí el gran desafío para las marcas cuando se trata de establecer contacto con ellas. Por lo tanto, debemos abrazarlo y entenderlo. Haz que juegue a nuestro favor.

Si queremos llamar su atención, tenemos que ser muy creativos y acercarnos a su lenguaje natural. Debemos adaptarnos a su espontaneidad y ser rápido al generar contenido y experiencias. Sumérganos en sus conversaciones y aproveche las oportunidades que brindan para acercarse a ellas de manera orgánica y fluida. Ser, pero sin ser.

Y eso es lo más complicado para las marcas que se utilizan para los procesos de creación y planificación largos, con mecanismos complejos para aprobar ideas y acciones de comunicación. En resumen, si queremos ganar sobre la Generación Z y hacer que se enamoren de nuestros productos o servicios, debemos hacer un esfuerzo para adaptarnos a esta compleja realidad en la que operan.

Y si no, tendremos que escuchar esa frase que repiten en casa: “Así es como soy. Si no me entiendes … ese es tu problema “.

Con información de Digiday

Leer la nota Completa > Las estrategias de comunicación hacia la Generación Z: diversidad y responsabilidad social | Marcas

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