En Presidentex siempre hemos creído que una buena interpretación de los datos es mucho más importante que tener información desproporcionada.

De hecho, tener un exceso de datos suele provocar más problemas que beneficios. Entre ellos (y no es insignificante), el de la confusión.

Los anunciantes inteligentes ya saben que la hipersegmentación frena el crecimiento de la marcaalgo que ha sido, es y será el elemento fundamental para su sano desarrollo en el futuro.

Pero el exceso descontrolado de segmentación en marketing es sólo uno de los reveses que enfrentan los anunciantes actuales. Hoy queremos hablar de algo mucho más trascendental para entender lo que está pasando en la sociedad, y que, irremediablemente, modifica los parámetros por los que debe regirse el marketing contemporáneo. Y, para ello, es fundamental analizar los datos.

Todo lo que vemos y oímos sobre la Economía Plateada [recomiendo encarecidamente leer el libro de Presidentex ‘Silver Economy: Oportunidad de oro para las marcas’] Nos dice que la edad media de la población está aumentando a una velocidad endiablada. En el caso de España, si hablamos de población activa, los mayores de 55 años han crecido un 63% en los últimos diez años y, por primera vez, han superado la cifra de cinco millones. Y son más de nueve millones de personas mayores de 65 años, lo que equivale a casi el 20% del total de habitantes del país. Teniendo ambos en cuenta, estamos hablando de más de un tercio de la población.

No es extraño, por tanto, que muchos interpreten estos datos como si dijeran que la sociedad española está envejeciendo. Pero están completamente equivocados.

Quienes dicen esto (y son la mayoría) no están interpretando correctamente los datos.
Y no lo hacen, porque sólo se fijan en la edad de nacimiento, sin tener en cuenta el factor más determinante: el estilo de vida.

No es sólo una cuestión de salud (eso también). Tampoco sobre recursos económicos, ingresos, activos y nivel de gastos (eso también). Es, sobre todo, en actitud y mentalidad donde el cambio ha sido más dramático.

Comparemos, por ejemplo, a las personas mayores de hoy con las de hace treinta años. Pensemos en su forma de vida, en su actividad, en su manera de afrontar la vida cotidiana, en su forma de viajar, de consumir… de vivir, en definitiva.

No nos equivocamos si decimos que todos nosotros (también los jóvenes) hemos ralentizado nuestro envejecimiento. Podríamos afirmar que, desde hace unas tres décadas (no es un cálculo exacto, pero sirve para hacernos una idea) hemos cumplido un año cada dos.

Siguiendo esta regla de mi invento (nada científica, claro está), una persona en cuyo DNI dice que tiene 80 años, vive como una persona de 65 años de finales del siglo XX; y alguien que tiene 60 años actúa como actuaría alguien que tiene 45. Y, quizás, me quedo corto.

Esta verificación es muy sencilla y está al alcance de todos: basta con mirar a nuestro alrededor y veremos que es cierto en la mayoría de los casos.

Siendo esto así (y lo es), la única conclusión posible es que nuestra sociedad ha rejuvenecido. Ésta es la realidad: somos una sociedad mucho más joven si la comparamos con la del último tercio del siglo pasado. Y, si retrocedemos más en la comparación, Nos daremos cuenta de que el rejuvenecimiento de la sociedad como tal ha sido enorme.

Los anunciantes, el marketing, la publicidad… no pueden vivir de espaldas a esta realidad social. Si seguimos juzgando a toda la población con criterios obsoletos lo haremos todo mal.

También sabemos que El grueso del consumo de la mayoría de productos y servicios está en manos de mayores de 55 años (esto es un dato objetivo y real).

Asimismo, sabemos (aunque a muchos no les guste) que aquellos consumidores con DNI que tienen fecha de nacimiento anterior a 1970 se ven impactados de forma más efectiva a través de la televisión, la radio, la prensa, las revistas y la publicidad exterior, que a través de las redes sociales o aquellas otras online. plataformas (aquí podemos escribir YouTube, como ejemplo).

Y finalmente, ahora sabemos que todos pertenecemos a una sociedad rejuvenecida, una sociedad a la que no es necesario abordar con mensajes anclados en etiquetas del pasado (ni en alucinaciones grotescas y caricaturescas).

Pues bien, con estas tres lecciones bien presentes en nuestros planes de marketing y publicidad, es muy fácil para los anunciantes y sus agencias emprender un camino de éxito para sus marcas.

No lo dudes: Nuestra sociedad rejuvenecida les recompensará abundantemente.

Las marcas que actúen de esta forma crecerán y consolidarán su posición en este mercado cada vez más competitivo y complejo en el que estamos inmersos.

Con información de Digiday

Leer la nota Completa > Una sociedad rejuvenecida | Marcas

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