Los Millennials y la Generación Z se enfrentan a importantes retos económicos, como la progresiva disminución del poder adquisitivo y el aumento del coste de la vida, que afecta directamente a su relación con el dinero. En Europa, los jóvenes ganan un 20% más que sus padres hace 10 años, pero el crecimiento de sus ingresos es más lento que en el pasado.

Además, la tasa de desempleo es significativamente alta y los gastos de alquiler de un apartamento pueden representar hasta el 94% de sus ingresos. Y comprar su primera vivienda es un desafío aún mayor para esta generación: a nivel mundial, los millennials pagan un 39% más que baby boomers en los años 80, y quienes acceden acaban destinando hasta el 60% de sus ingresos mensuales al pago de hipotecas.

Estas circunstancias están reconfigurando el sector financiero entre las generaciones más jóvenes como demuestra el informe ‘Millennials & Gen Z: El futuro de la banca y las finanzas’ elaborado por Samy Alliance. El estudio destaca áreas clave que las marcas de la industria bancaria deben considerar para conectarse de manera efectiva con esta audiencia.

Así, la primera de las conclusiones indica que las finanzas personales son una fuente de ansiedad, inseguridad e incertidumbre. El 86% de los jóvenes con problemas de salud mental dicen que su situación financiera empeora su estado emocional, lo que subraya la necesidad de que los bancos adopten un enfoque más empático para construir relaciones a largo plazo con esta generación.

¿Qué desafíos enfrentan los bancos para atraer a las generaciones más jóvenes?

Los niveles de satisfacción en la industria bancaria son históricamente bajos en todo el mundo. Según investigaciones, algunas de las variables que generan este sentimiento son la falta de experiencias personalizadas, la complejidad inherente a los productos financieros y la baja calidad del servicio al cliente.

La usabilidad es otro aspecto clave a la hora de elegir una entidad financiera. Menos de la mitad de la Generación Z y los millennials utilizan la misma institución que sus padres, y más del 40% prioriza la conveniencia y la rapidez al elegir servicios bancarios. Del mismo modo, 9 de cada 10 jóvenes prefieren procesos de préstamo totalmente digitales y el 73% dice que la experiencia del cliente juega un papel importante a la hora de definir su marca favorita.

Ante este panorama de insatisfacción, las entidades financieras tienen una clara oportunidad de mejorar su relación con las generaciones más jóvenes:

Propuestas digitales para clientes digitales: Los jóvenes necesitan dinámicas que se adapten a su estilo de vida, siempre en movimiento. Priorizan el acceso digital, el soporte móvil directo y los asistentes virtuales.

Educación financiera y empatía como herramientas para generar relaciones más cercanas: Los jóvenes necesitan más y mejores herramientas para sentirse seguros a la hora de tomar decisiones financieras, especialmente en relación con el crédito y las inversiones. Muchos recurren a Internet para obtener más información: el 23% de los jóvenes inversores siguen a influencers financieros y, en TikTok, ‘Cómo invertir’ tiene más de 41,2 millones de vídeos. Las instituciones tienen la posibilidad de construir en este espacio y convertirse no sólo en puntos de referencia sino también en socios empáticos que acompañan a los jóvenes en su bienestar financiero.

Sé un aliado que les ayude a crecer financieramente: La Generación Z tiene un 45% más de probabilidades de comenzar a invertir a los 21 años que los millennials y de dos a cuatro veces más probabilidades que la Generación baby boomers. Sin embargo, sólo el 11% tiene ahorros suficientes para cubrir sus costos de vida durante más de un año sin ingresos regulares, y el 48% no puede cubrir los gastos durante más de dos meses. Esta realidad los enfrenta a la necesidad de construir una vida financiera saludable a largo plazo, incluyendo temas como el ahorro, las inversiones e incluso la planificación de la jubilación. Desde enseñarles el poder del interés compuesto y la importancia de la diversificación del riesgo hasta ofrecerles productos que hagan que su dinero rinda más, las instituciones que logren posicionarse como aliados para cumplir sus objetivos ganarán la lealtad de sus clientes. Comprender y anticipar sus necesidades es crucial para establecer relaciones duraderas y generar confianza.