El marketing olfativo ha demostrado ser una herramienta poderosa y eficaz para transformar ambientes y mejorar experiencias. El uso estratégico de los aromas no sólo es capaz de evocar recuerdos, sino que también tienen el poder de crearlos.

Esta disciplina se enfoca en diseñar fragancias que no sólo aromatizan espacios, sino que también tejen experiencias y construyen emociones con la precisión de un artesano y la visión de un innovador. Cada proyecto es un desafío, una oportunidad para traspasar los límites de lo convencional y explorar el vasto potencial del marketing olfativo.

Uno de los casos más fascinantes del uso del marketing olfativo se produjo en una cadena hotelera internacional con origen en las Islas Baleares. Buscando dejar una impresión duradera en sus huéspedes, la cadena solicitó un aroma que capturara la esencia del verano y el espíritu de las islas. Lo que inicialmente iba a ser una simple fragancia se convirtió en una sensación y los invitados quisieron llevarse a casa una parte de esa experiencia.

Tras el éxito cosechado por esta experiencia, el centro hotelero desarrolló el aroma en diferentes formatos para comercializarlos, permitiendo a los visitantes recordar su estancia en el hotel desde sus casas. Además del beneficio económico por las ventas, observamos un notable refuerzo en la imagen de marca y la fidelidad de los clientes. Este caso ilustra cómo el aroma adecuado puede trascender su entorno físico y convertirse en una posesión preciada y un recuerdo tangible.

Tenemos otro ejemplo de la versatilidad del marketing olfativo en la industria aérea. Una reconocida aerolínea española, cuyo color corporativo es el azul y cuyo concepto de comunicación se basa en la libertad y la confianza, además de fidelizar a sus clientes, buscó aliviar el miedo a volar de algunos de sus pasajeros.

La solución fue una fragancia segura con propiedades calmantes, que combina cítricos y lavanda, diseñada para calmar y reconfortar. Esta fragancia pasó a formar parte de la identidad de la marca, presente en aviones, oficinas y agencias de viajes, demostrando que el poder de un aroma bien elegido trasciende cualquier frontera física.

A la hora de desarrollar un odotipo debemos combinar el concepto de comunicación (que en este caso era libertad y confianza), la identidad corporativa que marca el slogan (“cada detalle cuenta”), el código de color (azul), su público objetivo y target. clientes (abarcando un amplio abanico de perfiles, desde viajeros frecuentes y de negocios hasta pasajeros de ocio y familias, con el objetivo de satisfacer las necesidades y preferencias de cada segmento de mercado), y, muy importante y a veces no tenido en cuenta, el espacio a ocupar. aromatizado, que involucraba aviones.

Un ejemplo más de la capacidad innovadora del marketing olfativo lo tenemos en una reconocida cadena de tiendas de muebles y decoración de origen sueco.

Esta marca, que guía a sus clientes a través de un recorrido por sus establecimientos, optó por aromatizar cada zona con fragancias acordes a cada sección. El recorrido comenzó con una fragancia “de bienvenida” para la entrada, con aroma frutal mediterráneo; Para la zona del sofá se optó por un aroma a vainilla con notas de cacao (hay estudios que avalan que el aroma a vainilla despierta intención de compra); y un aroma Aqua, inspirado en la sensación de la ropa limpia para el área textil del hogar, ya que aporta una percepción de confianza al recordarnos la calidez del hogar. La sección infantil también se condimentó con una fragancia cítrica en polvo con aportes de violetas en flor, que promueve un viaje en el tiempo a la primera infancia, y la guinda del pastel la puso la zona de cafetería, donde se instaló una fragancia de café con caramelo y láctico. matices que provocaron un aumento considerable de las ventas en su sección de restauración.

A través de aromas cuidadosamente seleccionados para cada espacio, el marketing olfativo logró orientar las emociones y comportamientos de los consumidores, desde el sentimiento de bienvenida hasta el impulso de compra. Estas fragancias no sólo mejoraron la experiencia de compra, sino que también demostraron cómo el aroma puede ser una herramienta poderosa en el diseño de experiencias de consumo. Además, cabe destacar que todos los aromas eran hipoalergénicos para cuidar a los clientes, pero, sobre todo, a sus empleados.

Por último, también recordaremos el ejemplo vivido en el dinámico sector de la moda femenina joven, de una marca que lleva el nombre de una famosa marca de violines. Esta cadena de tiendas enfrentó el desafío de crear un ambiente que fomentara la compra impulsiva. A través de un aroma diseñado específicamente para este fin, la marca logró adaptarse a las necesidades únicas de cada cliente. Se propuso un aroma masculino distintivo, seductor y envolvente, que combina notas frescas, amaderadas y especiadas para crear una experiencia sensorial memorable. Este caso pone de relieve la capacidad del marketing olfativo para adaptarse a las necesidades únicas de cada cliente y sector.

Los aromas son mucho más que simples fragancias; Son vehículos de emociones, constructores de experiencias y creadores de recuerdos.

Con información de Digiday

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