La búsqueda de la felicidad es una constante en la vida humana, una meta que todos anhelamos alcanzar, especialmente a medida que avanzamos en edad. Nos damos cuenta de que queda menos tiempo para el último viaje.
En el mundo del marketing solemos presentar la felicidad asociada a la juventud y la euforia: beber cerveza en la playa mientras se baila, o beber whisky. Luz en una discoteca al amanecer. Curiosamente, es más fácil vivir plenamente después de los sesenta: el cuerpo nos suele sustentar, disfrutamos de menos estrés económico y tenemos más tiempo libre. También contamos con cierto bagaje que nos permite gestionar la fiesta con la euforia adecuada, buscar el bienestar personal y gestionar el afecto.
Las estrategias de marketing, como ya hemos comentado en otras ocasiones, deben fomentar una participación más activa de las personas mayores en la sociedad, superando obstáculos como la discriminación por edad y la brecha digital. Es absurdo referirse a la edad como una relación causa-efecto: cumples años, ergo te amargas. Y esto es lo que proyectamos tanto en marketing como en publicidad.
La felicidad en la vejez está influenciada por una serie de factores, incluido el bienestar psicológico, la salud física y la calidad de vida. Diversos estudios, como el de la Universidad de Warwick, han demostrado que, aunque con la edad viene la pérdida, quienes poseen recursos psicológicos protectores, como el deseo de vivir y la capacidad de reorientar su propósito de vida ante nuevas circunstancias, experimentar el envejecimiento. con optimismo y resiliencia. En serio, las personas optimistas alargan su vida hasta los siete años.
Comunicar optimismo, comunicar vida, comunicar plenitud, socialización y bienestar es más realista que comunicar penurias y desamparo. Y mucho más rentable.
El contacto regular con amigos y familiares se identifica como un factor clave para las personas mayores: proyectemos la socialización de las personas mayores. Hagamos el anuncio ‘mediterráneo’ con personas mayores, en la playa, disfrutando. Mejoremos la interacción social y el apoyo mutuo.
El envejecimiento biológico varía considerablemente entre individuos, influenciado por factores genéticos, estilo de vida y condiciones socioeconómicas. Las campañas de marketing centradas en promover hábitos de vida saludables, como una alimentación equilibrada y una actividad física regular, contribuirán a un envejecimiento más saludable y feliz. Y serán rentables, ya que las personas mayores cuidan lo que comen, toman suplementos y hacen ejercicio. Tiremos por la ventana los clichés y los prejuicios.
Campañas que celebran la vejez como una etapa rica y plena de la vida, contrarrestan las percepciones negativas y promueven una imagen más positiva de la longevidad son una necesidad urgente e inaplazable, en pos de la responsabilidad social, pero también de la rentabilidad: las personas mayores consumen y no consumen. Se reflejan en anuncios dirigidos a los de la generación z.
A partir de cierta edad, las personas tienden a experimentar un aumento en la satisfacción con la vida y la felicidad, un fenómeno descrito como la “U” de la felicidad. Este conocimiento proporciona una base sólida para estrategias de marketing que resaltan las oportunidades y placeres que ofrece la vida después de los sesenta, desde disfrutar los frutos del trabajo hasta aceptar nuevas experiencias y aprendizajes con amigos y familiares.
En conclusión, El marketing de la felicidad en la longevidad es un campo rico en posibilidades, que no sólo tiene el potencial de mejorar la calidad de vida de las personas mayores, sino también de transformar la forma en que la sociedad percibe y valora esta etapa de la vida.. Al centrarse en promover un envejecimiento activo, saludable y conectado, las estrategias de marketing desempeñarán un papel crucial para garantizar que más personas vivan sus años dorados plena y felizmente. Y sobre todo, serán rentables.
Con información de Digiday
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