Si miramos al 2024, es imposible hablar de nuevas tendencias en el mundo de las marcas sin hablar de Inteligencia Artificial.

Tan solo hace un año que empezamos a utilizar Chat GPT, Dall.E, Midjouney y compañía, por lo que todavía estamos interiorizando sus posibilidades, tanto a nivel personal como profesional. Si 2023 fue el año en el que todos nos obsesionamos con la IA, el próximo parece ser el año en el que comenzaremos a ver su impacto en la gestión y creación de marcas. En un primer nivel de impacto, viviremos la aceleración de todos los procesos, desde la creación de logotipos, naming, videos de marca, narrativas de marca, newsletters, landings e incluso el desarrollo de campañas online.

Pero también experimentaremos sus primeros efectos de segundo nivel:

Redacción personalizado en función del comportamiento del usuario, personas influyentes dispositivos digitales capaces de encarnar los atributos de la marca sin salirse del guión, pruebas de marca automatizadas a través de datos sintéticos que no requieren entradas humanos….

Todo ello seguramente afectará a la industria, a sus profesionales y a su trabajo, pero también a las propias marcas. Y será cada vez más difícil distinguir entre contenido oficial y contenido creado por fans, haters, trolls…e incluso por la competencia. La desinformación comenzará a ser un problema grave y la capacidad de identificar las fuentes de la información que consumimos se convertirá en una habilidad crítica. Las marcas, más capacitadas que otras en la lucha contra las falsificaciones, podrían desempeñar un papel muy importante para ayudarnos a distinguir lo auténtico de lo sintético.

Ahora hay vida más allá de la IA. Precisamente si hablamos de sintético versus auténtico, es fácil imaginar que en 2024 las experiencias en vivo seguirán siendo una de las ofertas más deseadas. Venimos de un 2023 donde la gira de Taylor Swift ha generado mil millones de dólares, y que ha consolidado el turismo musical como una enorme industria en auge, que añade valor a sus promotores, pero también a las ciudades que acogen conciertos y festivales. El hambre de vivir experiencias únicas y exclusivas, donde hay que estar, será una fuente de estatus muy poderosa, y cada vez más cercana al lujo. Una magnífica oportunidad para las marcas que saben trascender el mero patrocinio y añadir valor real al momento.

La música no es la única protagonista de este fenómeno, el deporte será la otra gran fuente de experiencias en vivo. Sin embargo, esa energía se canalizará cada vez menos a través de deportes y eventos tradicionales. Él auge El pádel absoluto, y el éxito del deporte.
de nueva creación, como pepinillo o la propia Kings League, sugieren que la búsqueda de nuevas experiencias prevalecerá sobre el deporte de masas, estandarizado y cada vez más centrado en el consumo pasivo. Que compañías tan alejadas del deporte clásico como Netflix estén innovando con formatos “remix” como la Netflix Cup (Golf + Fórmula 1) o el próximo Netflix Slam (con Rafa Nadal, Carlos Alcaraz y quién sabe quién más) nos da pistas de todo ello. Una vez más, terreno fértil para las marcas, que tendrán un espacio para expresarse mucho menos restringido que el tradicional.

Pero, ¿cómo convive esa hambre de experiencias exclusivas con el complejo panorama económico y social que nos espera?

Booking ha identificado un tipo de usuario al que denomina “A la carta Affluencer”, un perfil que se entrega a destinos y hoteles de lujo porque ahorra en todo lo demás. Son las personas que alquilan un coche vacacional muy superior al que tienen en casa, que prefieren el todo incluido para saber lo que van a gastar, o que se pasan horas investigando si hay alternativas más económicas a los destinos de lujo. lo siguen en Instagram. Este es el perfil que viaja a otro continente para ver un concierto, pero que llena la despensa con la marca de la distribución, y representa cada vez más el hiperfluctuante tipo de consumo actual. El aprendizaje para las marcas es evidente: o forman parte del bloque experiencial donde no se repara en gastos, o se quedan en el bloque puro del día a día donde cada céntimo importa.

Es fácil imaginar que 2024 va a ser un año de cambios, algo confuso e incluso caótico. Las marcas que comprendan bien la realidad que viven sus usuarios estarán mejor preparadas para brindarles verdadero valor y desempeñar un papel relevante en sus vidas.

Con información de Digiday

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