Las empresas con propósito son aquellas que entienden el triple impacto económico, ambiental y social de su actividad y lo integran en la toma de decisiones, reduciéndolo al negocio, a la forma de hacer lo que hacemos. Este tipo de empresas asumen un rol activo en la sociedad, como actor que impacta el medio ambiente y, a su vez, es impactado por él.

Nos encontramos en un contexto donde las preocupaciones económicas están al frente de las preocupaciones ciudadanas, seguidas de las sociales y medioambientales que reclaman la transformación del sistema económico hacia un modelo más sostenible y conectado con el bienestar común. La evidencia obtenida y el análisis realizado en la segunda edición del estudio ‘Propósito y reinvención del capitalismo’, elaborado por Canvas Estrategias Sostenibles, aporta claves sobre los retos y oportunidades de la transformación que estamos viviendo a nivel social y planetario. Son tiempos de cambios vertiginosos, y es importante ampliar la mirada para comprender y posicionarse con sentido de interdependencia.

En esta coyuntura, el rol de las empresas está cambiando, pasando de estar enfocadas en el beneficio para el accionista, a ser un agente de cambio e impacto en el medio ambiente. Así, 7 de cada 10 personas consideran totalmente o bastante necesario que las empresas den el paso hacia negocios más sostenibles y responsables, y el 38,7% de los ciudadanos ya conocen el modelo de empresa con propósito (en 2021 era el 37%). , una tendencia al alza sobre todo entre los grupos más jóvenes, un 45,2% en el caso de los millennials y un 41,6% entre la Generación Z.

Casi el 40% de los ciudadanos españoles confía en las empresas con #propósito, aquellas que no persiguen “únicamente” el beneficio económico. Las personas valoran cada vez más las empresas que apuestan por solucionar los problemas actuales a través de su actividad, que actúan desde su propósito para convertirse en agentes regeneradores. Se comprueba que hay un número creciente de personas que valoran y conectan con empresas que tienen un propósito y un modelo que aporta sostenibilidad al sistema. Esto permite generar redes de cambio individuales y colectivas activas en el cambio de hábitos y formas de trabajo que impactan en el medio ambiente, la naturaleza y las personas. Además, esta forma de vivir desde el propósito aporta solidez y sentido, como binomio cada vez más relevante en un mundo de vértigo que pierde sentido. Se trata de generar nuevas formas de estar en el mundo, compartir y trabajar en alianzas.

El impacto de las crisis que estamos viviendo en los últimos tiempos (económica, sanitaria, energética) está erosionando la confianza de la sociedad en el sistema. En respuesta, las personas se están convirtiendo cada vez más en agentes de cambio, ya su vez exigen cada vez más compromiso de las empresas para que se involucren en la mejora de su entorno y aporten valor a la sociedad.

El estudio muestra que una de cada cuatro personas (28,4%) responde a un perfil más activo con sostenibilidad en cuanto a hábitos y actitudes, y realiza regularmente actividades de impacto positivo. En este grupo de ciudadanos activos destaca la presencia femenina (el 59,3% son mujeres). Además, muestra un carácter más crítico con el sistema (puntuación media de 3,3) y una posición más comprometida: más del 84% afirma que una empresa con propósito les influiría a la hora de elegir sus productos, servicios o recomendarlos.

Es decir, se están generando cambios a nivel individual a partir de las decisiones que tomamos día a día, una mirada crítica a lo que no funciona en nuestro sistema y la adopción de una posición más comprometida allá donde estemos. Es interesante que el grupo de población más activo en términos de sostenibilidad muestra un grado de satisfacción significativamente mayor con respecto a sus acciones. Un alineamiento entre decir-sentir-hacer, entre el nivel de hábitos con impacto positivo y la sensación de bienestar que les reporta su desempeño. Esta coherencia da muchas pistas sobre lo que podemos hacer, personas y empresas, para vivir con un mayor bienestar compartido.

Sin duda, estos resultados son un reflejo de la necesidad que tenemos como sociedad de acelerar la transformación económica, social y ambiental para enfrentar los desafíos actuales. El debate sobre estos temas es presente y necesario. Cambiar el sistema en el que vivimos requiere una ciudadanía activa, nuevos modelos económicos y empresas que utilicen el poder de los negocios para servir a las personas y al planeta.

Con información de Digiday

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